Yo aborto, ¿tú me violas?

El arzobispo de Granada, un embajador de Dios en la Tierra que se hace llamar Francisco Javier Martínez, acaba de resolver el dilema moral que a él y su polla… perdón… y su Iglesia le provoca el aborto. ¡Cómo no se nos ocurrió antes! Se resume así, y la cita es textual:

"[…] matar a un niño indefenso, ¡y que lo haga su propia madre! Eso le da a los varones la licencia absoluta, sin límites, de abusar del cuerpo de la mujer."

Ahora, todo tiene remedio:

"Sólo existe una medicina para este crimen: el perdón, medicina que sólo conocemos los cristianos."

(quien no dé crédito y quiera leer la homilía entera del día 23 de diciembre puede ampliar sus conocimientos sobre los métodos de esos monstruosos médicos que practican abortos y sus similitudes con los soldados de Hitler o Stalin).

Entonces, a ver si me entero, ¿puedo abortar y que luego me viole un arzobispo y estaré así entonces en paz con Dios? ¿Me redimirá de mi pecado ser abusada por un hombre puro como éste? ¿No será que lo que busca este tío es argumentos para follarse a unas mujeres por ahí a pesar de haber jurado el celibato? Al fin y al cabo, todas somos pecadoras, nos comimos la manzana cuando andábamos en el Paraíso con las tetas fuera.

Me he despertado en el año 2010 y esto me recuerda a la Edad Media (“esa preciosa Edad Media que nadie se atreve a recordar porque tampoco es políticamente correcto”, dice el arzobispo, al que al parecer le va lo de quemar herejes en la hoguera).

Hombres de Dios, follaos a vuestras vírgenes, dejad a las mujeres de sangre y coño vivir en paz.

Nota al pie: Francico Javier Martínez es autor de otros grandes éxitos como "Educar en valores es como quitarse de la cocaíana con metadona", o "El uso del preservativo ha propagado el SIDA en África".