El hombre machista es un terrorista

El hombre machista es un terrorista
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Me cuenta A que todo empezó cuando nació su hija. “Doblas su ropa mejor que la mía”, le decía a A su marido. La primera vez la estampó en la pared porque no encontraba el mando del televisor. A ella y a su hija, que tomaba el pecho en ese momento. En los seis años siguientes, el “círculo”, que así lo llama A, se repetía. Primero gritaba. Luego, lanzaba objetos contra la pared. Luego, la pegaba. Al final, poco antes de poner la denuncia, el círculo iba cada vez más rápido, y se repetía varias veces incluso en el mismo día.

Temió por su vida. En algunas palizas, le agarraba por el cuello hasta casi asfixiarla. En una ocasión trató de tirarla por el balcón. La encerraba. Le escondía las llaves del coche. La violó en dos ocasiones.

A denunció. Hoy vive sola con su niña. Solo quiere “paz”, y que “detrás de la puerta no haya una bronca”, dice.

Él, dice A, es un enfermo.

Él, decimos nosotros, es un terrorista.

El machismo es terrorismo.
Porque tiene bien definidos sus objetivos.
Porque utiliza la tortura y el secuestro.
Porque coarta la libertad y quiere imponer su orden.

Y sin embargo, los machistas votan.